En las personas jóvenes y sanas, las vacunas inactivadas han mostrado una efectividad del 70-90% para prevenir la influenza. Aunque se han publicado un gran número de estudios que avalan su eficacia, existe cierta incertidumbre sobre la magnitud de la efectividad clínica entre la gente de edad avanzada o con comorbilidades. En las personas de edad avanzada que no residen en instituciones cerradas (como por ejemplo residencias geriátricas) y en las personas que tienen enfermedades crónicas, la efectividad de la vacuna en prevenir la hospitalización o la neumonía se sitúa entre el 30% y el 70%, y en las personas de edad avanzada que residen en instituciones entre el 50% y el 60%. Según la OMS, en los ancianos reduce los casos graves y las complicaciones en un 60%, y las muertes en un 80%.

Aproximadamente dos semanas después de la aplicación de la vacuna, el organismo comienza a producir anticuerpos que lo protegen contra la infección por el virus influenza. Los niños de 6 a 35 meses de edad obtienen con la aplicación de la vacuna beneficios clínicos muy importantes: contamos con estudios en los que se muestra una eficacia de hasta 90% cuando la circulación viral coincide altamente con la vacuna; en cambio, si la vacuna no coincide con el virus que está circulando, la eficacia es baja, como de 50%. Otro beneficio de la vacunación contra la influenza es la prevención de la otitis media; en diferentes estudios se ha observado en promedio un porcentaje de 30% de reducción en otitis media, lo que resulta de gran beneficio.

Con la vacunación en niños se reduce la transmisión: se ha observado en estudios de comunidad muy amplios que, una vez que se vacuna a la comunidad pediátrica, se reduce la trasmisión en el resto de la comunidad, aún en grupos de alto riesgo (ancianos y enfermos). Así, la vacunación pediátrica resulta ser una vacunación de barrera, con reducción de infección a los pacientes de riesgo y a los adultos en general; los estudios demuestran disminuciones hasta de 60% de influenza en las personas alrededor del niño vacunado. Otros beneficios con la vacuna son el descenso en la mortalidad y el número de hospitalizaciones.

La vacunación contra influenza es eficaz y tienen un perfil de seguridad elevado, respaldado por numerosos estudios.

En la temporada 2023-24, un estudio en 10 países europeos, reportó una efectividad de la vacuna contra la influenza A del 51% en atención primaria y del 38% en hospitales. En niños fue del 85% en atención primaria, sin datos disponibles para hospitalización.

En Sudamérica, durante la temporada 2023, la efectividad ajustada global fue del 51.9%, con un 70.2% en niños.

La vacunación infantil no solo protege a los niños, sino que también interrumpe la transmisión del virus, protegiendo a grupos vulnerables como ancianos e inmunodeprimidos. En Reino Unido, modelos demostraron que vacunar entre el 50% y 80% de los niños podría prevenir miles de casos, hospitalizaciones y muertes por gripe en personas mayores.

El balance entre riesgo y beneficio es claramente favorable.

Los efectos adversos más comunes de las vacunas inactivadas son reacciones locales, como enrojecimiento y dolor en el lugar de la inyección, que ocurren en un 5-20% de los casos. Estos efectos suelen ser leves y no requieren atención médica.

La fiebre en niños menores de 2 años tras la vacunación puede presentarse en un 5.5% a 14% de los casos. Aunque se han reportado crisis febriles, estas son más frecuentes cuando se administra la vacuna contra influenza junto con la vacuna neumocócica conjugada. Sin embargo, un estudio concluyó que no hay un riesgo estadísticamente significativo de aumentar las crisis febriles al coadministrar ambas vacunas.

Tanto la Academia Americana de Pediatría como los CDC recomiendan administrar la vacuna contra influenza el mismo día que otras vacunas infantiles del calendario. Es importante señalar que la dosis completa (0.5 ml) de la vacuna inactivada es segura y eficaz para niños de 6 a 36 meses.

Actualmente, se estima que el riesgo de desarrollar síndrome de Guillain-Barré debido a una infección por influenza es mayor que el riesgo asociado a la vacunación. En niños, no se ha encontrado evidencia que sugiera que la vacunación contra influenza aumente el riesgo de síndrome de Guillain-Barré, aunque se requiere más investigación sobre este tema.

¿Quiénes no pueden recibir la vacuna contra influenza?

Una de las contraindicaciones para no recibir la vacuna de la gripe es por edad, y así, las vacunas inactivadas parenterales están contraindicadas en menores de 6 meses.

Se considera también una contraindicación absoluta cuando se ha presentado una reacción anafiláctica o alérgica grave a la vacuna antigripal previa o a alguno de sus componentes, excepto el huevo, ya que actualmente el antecedente de reacción alérgica grave al huevo no contraindica la vacunación antigripal. Esta circunstancia que es muy poco frecuente, acontece en 1,35 por millón de dosis.

Los pacientes con alergia grave al huevo pueden ser vacunados en centros de vacunación con experiencia en el reconocimiento y tratamiento de reacciones alérgicas graves.